Si hablamos de enfermedad, hablamos de cuidado y por tanto de personas . Y si hablamos de personas, hablamos de pensamientos, sentimientos, emociones, afectos, motivaciones, deseos, significados, comportamientos y acciones. En ocasiones es difícil marcar el límite entre el sentimiento y la razón. Probablemente porque, como seres humanos que somos, y no máquinas, nos es imposible separar lo afectivo de lo racional y lo entremezclamo continuamente. La relación de cuidado acaba siendo de hecho un hervidero de sentimientos, pensamientos y acciones que en mucho casos acaba creando una mezcla explosiva. Sobre todo porque hablamos de relaciones familiares, de vínculos estrechos, cercanos, de personas con las que nos hemos criado, hemos crecido y con quienes nos unen relaciones de parentesco y además de amor (no en todos los casos, no se olvide ). Sin embargo es importante señalar que las emociones, en ocasiones, nos nublan la vista, nos hacen perder perspectiva, nos lleva
Una mirada educativa al envejecimiento, el cuidado y los servicios sociosanitarios