DECÁLOGO DE LA ATENCIÓN CENTRADA EN LA PERSONA


10 ideas claves que aporta el Enfoque de Atención Centrada en la Persona y que nos ayudan a entender cómo la persona mayor y/o dependiente puede seguir siendo protagonista de su propia vida, aun necesitando ayuda y asistencia para las actividades de la vida diaria.

  • Todas las personas tenemos dignidad   La dignidad implica que toda persona por el hecho de ser humana es valiosa, es un fin en sí misma y no puede ser tratada como un medio. Con independencia de la edad, las enfermedades, el estado cognitivo o el grado de discapacidad o dependencia las personas mayores son poseedoras de dignidad. Por tanto, deben ser tratadas con igual consideración y respeto que los demás.
  • Cada persona es única  Ninguna persona mayor es igual a otra. Cada persona tiene su propio proyecto vital. Por tanto, la atención personalizada es imprescindible. 
  • La biografía es la razón esencial de nuestra singularidad  La biografía es lo que convierte en única a cada persona mayor. Por tanto, ésta se convierte en el referente básico del Plan de Atención y Vida.
  • Las personas tenemos derecho a controlar nuestra propia vida  La persona mayor se considera como un agente activo y protagonista de su proceso de atención. Por tanto, se respeta la autonomía de las personas y se buscan oportunidades y apoyos para que éstas tengan control sobre su entorno y su vida cotidiana.
  • Las personas con grave afectación cognitiva también tienen derecho a ejercer su autonomía.  La autonomía no es una capacidad única y fija sino que depende de la situación y de los apoyos que la persona tenga. Y además de como capacidad para tomar decisiones, la autonomía se concibe como un derecho. Por tanto, no se renuncia a trabajar desde la autonomía con personas gravemente afectadas, se identifican oportunidades y apoyos y se ejerce desde la representación o ejercicio indirecto.
  • Todas las personas tenemos fortalezas y capacidades.  Las personas mayores tienen fortalezas y capacidades. Por tanto, la mirada profesional no sólo tienen en cuenta los déficits y limitaciones, sino que parte de las fortalezas y capacidades de cada persona para relacionarse desde ellas y fortalecerlas en las intervenciones.
  • El ambiente físico influye en nuestro comportamiento y bienestar. Especialmente en las personas en situación de dependencia, el ambiente físico tiene gran importancia en su bienestar objetivo y subjetivo. Por tanto, es preciso lograr entornos accesibles, confortables, seguros y significativos.
  • La actividad cotidiana tiene una gran importancia en el bienestar de las personas.  Lo cotidiano, lo que sucede en el día a día, las actividades que realizan las personas mayores influye de forma determinante en su bienestar objetivo y subjetivo. Por tanto se procuran actividades plenas de sentido que además de servir de estímulo y facilitar las intervenciones terapéuticas resulten agradables y hagan sentir bien a las personas.
  • Las personas somos interdependientes.  Nos desarrollamos y vivimos en relación social y todos necesitamos de los demás para convivir y realizarnos plenamente. Mantener relaciones sociales tiene efectos positivos en la salud y en el bienestar de las personas. Esto sucede a lo largo de toda la vida y, especialmente, cuando las personas se encuentran en situación de dependencia. Por tanto, los otros —los profesionales, la familia, los amigos o los voluntarios— son esenciales en el desarrollo del proyecto vital de las personas y tienen un papel clave en el ejercicio de la autodeterminación y el logro del bienestar físico y subjetivo.
  • Las personas somos multidimensionales sujetos a cambios. En las personas mayores interactúan aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Requieren de apoyos diversos y ajustados a las diferentes situaciones. Por tanto, es preciso ofrecer atención desde intervenciones integrales, coordinadas y flexibles. 


 


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