¿HEMOS GENERADO HUMANIDAD?




Se preveía la segunda oleada de contagios para octubre. Y ya estamos asistiendo alarmados a los numerosos rebrotes en todo el país. Esto obliga a pensar con urgencia si estamos preparados para asumir una “segunda” pandemia. ¿Tenemos los materiales, los equipos, los profesionales, los recursos materiales y humanos necesarios?

Lo que también convendría que nos preguntáramos es si tenemos la humanidad necesaria para este segundo asalto. Como personas y como sociedad.

¿Sabremos acompañar y dejar acompañar en la enfermedad y en la muerte? ¿Sabremos reconocer la dignidad de todos? ¿Respetaremos los derechos y libertades sin importar la edad? ¿Seremos justos con todas las generaciones? ¿Reconoceremos el valor de la familia? ¿Acogeremos la soledad y el sufrimiento ajeno? ¿Aprenderemos a vivir con nosotros mismos?

Me pregunto, en definitiva, si somos más humanos que hace 3 meses.

Decía Donati que debemos distinguir entre “sociedad humana” y “sociedad de lo humano”.

La primera es simplemente la sociedad de los humanos, con sus cosas de humanos. Cosas que, a la vista está, resultan muchas veces poco humanas o deshumanizadas.

La segunda es la sociedad que crea “lo propiamente humano”, genera, distribuye y cultiva humanidad.

Y esa es la tarea pendiente que como sociedad seguimos teniendo. La pandemia no ha generado nada nuevo que no existiera con anterioridad a ella. Simplemente ha traído a la luz nuestros “males sociales” sin posibilidad de mirar hacia otro lado. Ha expuesto nuestra deshumanización en su mayor crudeza y nos ha enfrentado a nuestras vergüenzas, personales y sociales.

Ya en la Prehistoria el ser humano acompañaba en la enfermedad y la muerte y despedía y recordaba a los muertos. También que era capaz de acoger la diversidad y apoyar al miembro más vulnerable (Benjamina - Cappaces). Sin embargo, son miles y miles las personas que han muerto en la soledad (espiritual) más absoluta, sin despedidas ni últimas palabras. Y son muchos más miles las personas que quedaron aquí, heridas, con duelos no hechos y la dificultad de encontrar un sentido a todo lo vivido. 

Quizás podríamos preguntarnos como sociedad si, además de abastecernos de las cosas humanas, en este tiempo hemos generado también humanidad.

 


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