Son las palabras con las que Fuencisla, en una de sus pocas expresiones habladas, se dirige a Pepe, su marido.
Tres palabras. Ni una más, ni una menos. Resultado de, quién sabe, cuánto trabajo y esfuerzo para darles forma en su mente y conseguir que salgan de su boca.
Esa breve frase parece encerrar un sentido agradecimiento por 65 años de vida compartida y amor incondicional.
Esa breve frase parece encerrar un sentido agradecimiento por 65 años de vida compartida y amor incondicional.
Y no vemos la reacción de Pepe. Pero poco hace falta ver. La energía, la sonrisa, las bromas de Pepe, hablan por sí solas. También sus lágrimas incontenidas.
Amor y entrega en estado puro. Nada más.
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