Agresividad, inquietud, agitación, enfado, cansancio, negación... suelen ser conductas muy presentes en las personas con demencia.
Como cuidadores, muchas veces nos encontramos con que no sabemos cómo reaccionar, nos pillan desarmados. Y cuántas veces acabamos enfadados, frustrados, impotentes ante conductas que escapan al sentido común.
Vamos a ver que no se trata tanto de eliminar esas conductas, sino de manejarlas, reducirlas, en muchos casos centrando la atención en otra cosa.
CONDUCTAS NEGATIVAS
- Resistencia a los cambios
Las personas con demencia muestran la mayoría de las veces resistencia a los cambios. Es por tanto algo normal y previsible. Lo que podemos hacer para minimizar esa resistencia, es anticiparles los cambios antes de que lleguen, prepararles y resaltar lo positivo que les va a traer. Así nuestros familiares pueden ir haciéndose a la idea, a su
manera, de que las cosas cambiarán pero traerán algo bueno. En ese proceso debemos acompañarles, estar a su lado, que se sientan seguros, ayudándoles en la fase de adaptación y asimilación de lo nuevo para evitar que se sientan perdidos o desprotegidos. En cualquier caso hay que escuchar y saber acoger qué piensan, sienten y quieren y tenerlo en cuenta para plantear los cambios.
- Agitación y Agresividad
Ante cualquier comportamiento agresivo, debemos mostrarnos
calmados, tranquilos, y buscar el contacto visual con nuestro familiar. Buscar poco a poco el acercamiento, a través
de una caricia, utilizando una voz suave, cariñosa, y preguntarle cómo está, cómo se siente, qué piensa, qué quiere, y contarle lo que nos
disponemos a hacer, para que nada le pille de sorpresa o le asuste y sea motivo
de agitación o de agresividad. Si vemos que por lo que sea nuestra presencia le agita, podemos pedir a una tercera persona que medie y nosotros nos retiramos hasta que nuestro familiar se tranquilice.
- Reproches y demandas excesivas
Ante las demandas excesivas y no prioritarias, es importante poner límites. Aunque cuesta mucho, como cuidadores debemos en ocasiones
mostrarnos firmes, no ceder ante las continuas llamadas de atención que sólo
queiren eso, llamar la atención. Además, en todo aquello que nuestros
familiares puedan hacer por sí solos, debemos acompañarles y ayudarles
pero nunca sustituirlos porque los
hacemos dependientes antes de tiempo.
CONDUCTAS QUE CAUSAN CANSANCIO
- Insomnio
Además de la medicación que nos pueda recetar el médico
especialista, podemos ayudar a nuestros familiares a que duerman mejor
siguiendo unas pautas concretas: evitar comidas copiosas en las cenas, hacer
alguna actividad de relajación antes de acostarse, evitar que duerma horas
enteras durante el día, mantener horarios fijos, asegurarse de que ha hecho sus
necesidades antes de ir a la cama, evitar ruidos, asegurarnos de que la
temperatura es la adecuada, que nuestro familiar está aseado y que la cama es
cómoda.
- Deambulación continua
La deambulación es una conducta típica en las personas con
demencia y quizás una de las que más nos cansan y enfadan a los cuidadores. Como
no podemos evitar que deambulen, es nuestra responsabilidad asegurarnos de que,
al menos cuando lo haga en casa, nuestro familiar no vaya a tener ningún
accidente. Garantizar que todo esté ordenado, organizado, que nuestro
familiar perciba que el ambiente es seguro. Debemos evitar cambios que le
desorienten, como son los cambios de domicilio, los viajes, las visitas. Si
nuestro familiar es todavía autónomo para salir de casa, es importante que
lleve alguna identificación. Personalmente aconsejaría ponerles en la cartera o
en el bolsillo/bolso una tarjeta en la que ponga: “en caso de
emergencia/accidente avisar a …”. O si es posible, utilizar otras formas de
localización, como son tecnologías disponibles en el mercado para estos casos. De este tema en concreto hablaré en otra entrada más adelante.
CONDUCTAS QUE CAUSAN EXTRAÑEZA
- Desconfianza y Delirios
Discutir con nuestros familiares con demencia, intentar
razonar o explicarles por qué están equivocados, no lleva a ningún sitio. Más que
a nuestra frustración y a su angustia y enfado. Es más conveniente darles la razón, siempre y cuando sean temas triviales. Si
es caso de que la persona tiene delirios y acusa de robos, de mentiras o
implica a otras personas, efectivamente no conviene seguirles la corriente
porque alimentamos su delirio. Lo mejor es distraer la atención y centrarla en
otra cosa.
- No reconocer a personas queridas
La pérdida de memoria suele ser lo que más nos hace sufrir a
los cuidadores. Sobre todo cuando se olvidan de nosotros mismos y de otros
familiares. Si esto ocurre, lo que podemos hacer es buscar una conexión de tipo emocional
con la otra persona a través de estímulos que le ayuden a recordar aquello que
les unía a nosotros: sonidos, olores, canciones, alimentos, lugares. Quizás no
nos reconozcan por nuestra cara, pero sí por nuestro olor, por la forma en cómo les tocamos,
su comida preferida, canciones que escuchábamos…
*Fuente: “Cuidar, cuidarse y sentirse bien”, Guía para
personas cuidadoras según el modelo de Atención Integral y Centrada en la
Persona.
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