¿No os sucede como cuidadores que
vivís una continua lucha interna, con vosotros mismos, entre lo que sabéis que
deberíais hacer y lo que acabáis haciendo realmente?
Sabes lo que tienes que hacer,
sabes cómo tienes que actuar, cómo reaccionar, cómo manejar la situación. Sabes
que no debes perder la paciencia, el control, mantenerte sereno y calmado.
Sabes que debes dejar autonomía y no sustituir en lo que todavía puede hacer.
Sabes que no debes sobreproteger ni infantilizar dando el trato que darías a un
niño. Sabes que no puedes pretender razonar con quien ya no razona, explicar a
quien ya no comprende, reñir a quien no sabe que lo ha hecho mal. Sabes que no
debes gritar, discutir, increpar. Sabes que no puedes llorar delante de quien
no va a comprender y se va a angustiar.
Lo sabes todo… o casi todo. Has escuchado
consejos de profesionales, has leído sobre pautas para el cuidador, sobre lo
que debes hacer para cuidarte a ti mismo, te has informado sobre el manejo que
debes tener de la situación, sobre las consecuencias de la enfermedad…
Información, conocimientos,
habilidades, destrezas, competencias, actitudes, aptitudes, estrategias,
técnicas…
Y llega el momento y nada de esto
te sirve. De repente todo parece olvidarse, tanta información se esfuma, tu
mente no recuerda nada de lo que debías hacer o decir. Simplemente vuelves a
encontrarte por enésima vez en la misma situación delante de esa persona que
una y otra vez te pone a prueba. Y de nuevo vuelves a hacer lo que sabes que no
deberías.
Y una y otra vez la frustración, la impotencia y la culpabilidad
te embargan. Aunque sea por un segundo.
"¿Por qué?"
"¿Por qué no consigo mantener la
calma? ¿Por qué sólo el verla me pone ya a la defensiva? ¿Por qué cualquier
palabra o frase sinsentido, cualquier gesto inoportuno consiguen exasperarme
de esa manera? ¿Por qué no consigo nunca mostrarme paciente? ¿Por qué la trato tan mal?"
¿Cómo hago para que todos esos conocimientos y consejos que sé que debo poner en práctica para llevar mejor la situación, no se queden en una mera receta que luego no aplico? ¿Cómo consigo poner en orden esos pensamientos, sentimientos, emociones justo en el momento en que menos calma tengo? ¿Cómo puedo evitar dejarme llevar por el enfado, la rabia, la impaciencia, cuando más serenidad debería mostrar? ¿Cómo hacerlo cuando me hallo frente a una persona cuyas expresiones, reacciones, comportamientos van en contra de todo sentido y me descolocan y desarman en cuestión de segundos?
Acabas encerrado en un bucle de culpabilidad y vergüenza por esa impaciencia, ese mal humor, esa rabia y enfado incontenidos, esas malas caras y contestaciones bruscas. Reconoces por momentos que cargas contra quien menos culpa tiene de estar como está. Pero llegas a pensar que en realidad no cuidas bien, que esto consigue por momentos sacar lo peor de ti.
¿Cómo hago para que todos esos conocimientos y consejos que sé que debo poner en práctica para llevar mejor la situación, no se queden en una mera receta que luego no aplico? ¿Cómo consigo poner en orden esos pensamientos, sentimientos, emociones justo en el momento en que menos calma tengo? ¿Cómo puedo evitar dejarme llevar por el enfado, la rabia, la impaciencia, cuando más serenidad debería mostrar? ¿Cómo hacerlo cuando me hallo frente a una persona cuyas expresiones, reacciones, comportamientos van en contra de todo sentido y me descolocan y desarman en cuestión de segundos?
Acabas encerrado en un bucle de culpabilidad y vergüenza por esa impaciencia, ese mal humor, esa rabia y enfado incontenidos, esas malas caras y contestaciones bruscas. Reconoces por momentos que cargas contra quien menos culpa tiene de estar como está. Pero llegas a pensar que en realidad no cuidas bien, que esto consigue por momentos sacar lo peor de ti.
Y esos sentimientos y pensamientos que te vas guardando para ti, sin compartir, sin exteriorizar ni verbalizar, también para evitar lo que crees que otros pueden pensar ("cómo la puede tratar así", "cómo no es capaz de tener paciencia, de comprender que ella no tiene la culpa", "cómo no pone más de su parte", "qué manera de reaccionar y tratar a quien lo ha dado todo por él"), te van reconcomiendo por dentro.
Todo eso puede incluso llegar a hacerte pensar que esa persona estaría mejor sin ti, porque hay días o momentos en los que llegas a parecer hasta una mala persona. O así es como te sientes. No la tratas como se merece.
Y piensas... ¿Y si no estoy cuidando bien? ¿Y si no sé cuidar? ¿Quién y dónde me enseña a hacerlo? ¿Cómo aprendo a cuidar?
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