En torno al cuidado de personas
en situación de dependencia puede verse casi una evolución respecto a los que han sido los
focos de interés: primeramente el interés se centró en el aspecto médico
de la dependencia (envejecimiento, enfermedad, deterioro); posteriormente se puso el foco de
interés en la persona en tanto que dependiente y por tanto necesitada de
cuidados; actualmente se pone especial énfasis en la figura del cuidador con la
idea de: “el cuidador debe cuidarse primero a sí mismo para poder cuidar bien al
dependiente”.
Hoy me gustaría proponer otra
figura que, a riesgo de parecer rebuscada, estoy convencida de que juega un papel crucial, aunque
quizás menos visible, en la relación de cuidado: el cuidador del
cuidador. O también lo llamaría "cuidador satélite".
¿A qué me refiero con esta expresión? A todas esas personas que quizás no son cuidadores directos en el
sentido de que: no son familia directa de la persona dependiente, no les unen
lazos de consanguineidad con ella, les separa la distancia geográfica, no les
corresponde directamente el cuidado, etc. Pero sin embargo desempeñan un papel
fundamental al apoyar a ese cuidador principal. De ahí lo de “cuidador del
cuidador”.
Estos “cuidadores satélite” pueden llegar a ser un pilar fundamental de apoyo y guía para el cuidador principal y le dan la posibilidad de:
- Compartir responsabilidades directas o indirectas
- Ver las cosas desde otro punto de vista
- Ayudar a recobrar perspectiva cuando el cuidador se ve ofuscado,bloqueado o superado por las circunstancias
- Reflexionar sobre qué significa y supone cuidar y el impacto que tiene sobre su vida
- Ofrecer constantemente un hombro sobre el que llorar
- Celebrar los avances y aciertos y sobre llevar los problemas
- Motivar y suscitar cambios en el contexto de cuidado
- Ayudar a tomar decisiones, analizar y estudiar alternativas y opciones
- Buscar y proveer de información y materiales
- Relativizar problemas y aportar realismo y optimismo
- Ayudar a aceptar lo que no se puede cambiar y preparar para los cambios, la degeneración de la enfermedad e incluso la muerte
- Conversar y reflexionar sobre inquietudes, preocupaciones, sentimientos, pensamientos
- Corregir o hacer caer en la cuenta sobre reacciones, actitudes y comportamientos que no son los idóneos
De hecho estoy plenamente convencida de que para aquellos cuidadores que cuentan con la compañía y apoyo de estos “cuidadores satélite”, su ausencia tendría un impacto real en ellos mismos, en su manera de afrontar y vivir el cuidado y en su bienestar personal, y por consiguiente tendría también consecuencias en la propia forma de cuidar y en la persona dependiente.
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