SER CUIDADOR NO ES NUESTRO DESTINO FINAL


Que el cuidado de un familiar sea para nosotros una oportunidad para aprender, conocernos mejor, crecer y demostrar a esa persona quién es para nosotros, cuán importante es en nuestras vidas y cuánto le apreciamos y queremos. Que todo eso se refleje en una relación de cuidado basada en el amor y la entrega personal. 


Pero que el cuidado no ocupe por entero nuestra vida. No lleguemos a pensar que somos solamente cuidadores y precisamente descuidemos el resto de responsabilidades, obligaciones y personas que están a nuestro alrededor. No nos descuidemos a nosotros mismos. Tenemos derecho a ser felices.


No creamos que cuidar es lo único y más importante que tenemos por hacer. Es un "encargo" que la vida nos plantea en un momento dado y que nosotros libremente asumimos y por lo que decidimos sacrificarnos. Pero no tiene por qué ser la más grande y mejor tarea que vamos a realizar en vida, ni tampoco el final. Podemos sacrificar parte de lo que somos, de lo que hacemos, de lo que queremos. Pero nunca nos sacrifiquemos a nosotros mismos, no sacrifiquemos nuestra vida. No tiene sentido.


Que el cuidado no acabe con nosotros. Porque acabará también con la persona a la que cuidamos.




* "Recuerda siempre que tu situación presente no es tu destino final. Lo mejor está todavía por llegar". 



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